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domingo, 2 de junio de 2013

I BTT El Corte Inglés by Ger (26/05/2013)

¿Pues qué quieres que te diga?, a mí todo lo que sean iniciativas relacionadas con el deporte que amo, será muy raro que no me parezcan bien. Digo esto porque ha surgido una corriente contraria a la celebración de esta cicloturista que la verdad es que no logré entender bien, pero oí de todo al respecto, desde que había que ser valiente para ir a esa castaña, hasta que querían ir y correrla sin apuntarse, no sé muy bien con que fin.
 
Sea por lo que fuera, si por esta parte crítica o seguro que por tantísimas alternativas deportivas que hubo ese fin de semana, no había ningún findeglober inscrito al I BTT de El Corte Inglés, así que me dije a mí mi mismo que nuestro Club no podía faltar a esta cita multitudinaria. Luego me enteraría que Carlos, un nuevo miembro del club, también estaría presente, aunque tanta gente hubo que no pudimos siquiera saludarnos.
 
Zaragoza estuvo inundada de estos carteles publicitarios.
 
 
La primera sorpresa fue el precio de la inscripción: sólo 10 euros. He pagado el doble por correr un 5 o 10K en el que no he llegado a entender el porqué de esa "tasa". Cuando recojo el día anterior a la carrera, que encima está al lado de casa, y no voy a tener ni que pegarme el supermadrugón ni desplazarme a tropecientos kilómetros, por 10 euros me dan:
 
- dorsal con chip!!! en el mundo running ahora es normal, pero en una cicloturista, la verdad es que no es lo usual. Además, me voy a poder quedar mi dorsal de recuerdo y voy a tener un cronometraje perfecto. No hay cosa que me sepa peor que terminar una ciclo y tener un tío de la organización con alicates tirándose encima de tu bicicleta nada más cruzar el arco de meta para quitarte el dorsal como si llevaras un billete de 500 ahí puesto en lugar de un trozo papel plastificado... grrrrr....
 
- un vale de 12 euros!!! de acuerdo que son para gastar en la sección de ciclismo y que te los descuento comprando al menos 80 euros, pero son 12 euros al fin y al cabo, y me dan más dinero del que me ha costado la inscripción!!!. Alucinante, esto sólo puede hacerlo una gran empresa nos guste o no nos guste.
 
- una revisión mecánica completa; una forma muy buena de dar a conocer su taller. Supongo que el coste de este regalo será de unos 30 euros aproximadamente. Digo supongo, porque mi fallecido "abrelatas" nunca piso un taller al uso, y todos sus achaques se los curaban estas manitas que ahora aporrean el teclado. No sé si utilizar el vale de la revisión o no, porque mi "coja" va, sencillamente, perfecta. Quizás por el tema de los hidráulicos podría llevarla, pues es una nueva tecnología para mí, jejeje, pero como digo va todo muy bien. También me da algo de respeto no tener referencias del mecánico, si es un jovenzano que va a alucinar en colores cuando tenga una Lefty entre sus manos, o es gente con experiencia. 
 
- una camiseta conmemorativa: el verdecorteinglés plasmado en toda una camiseta no es de lo más cool que te puedas encontrar... pero quien sabe si este verano por alguna extraña alineación astral se pone de moda y puedo sacarla del armario ;-)
 
La verdad es que voy con predisposición positiva a la carrera. Me levanto tarde para ser domingo o ser un día laboral, a las 9 de la mañana tomayá... el sábado he estado tooooodo el día de bautizo, y no estoy cansado, estoy lo otro... ufff... como voy sin ninguna pretensión, la verdad es que voy la mar de tranquilo. La noche anterior me ha dado tiempo de colocar el dorsal con chip en el manillar y otro más en mi espalda del maillot ZFG teniendo mucho cuidado de su correcta alineación y de no tapar los colores que represento. Salgo de casa a eso de las 10 menos cuarto, y empiezo a ver los primeros corredores que acuden a la carrera, es curioso ver por la ciudad ciclistas con dorsales, jajaja sin querer me estoy dando cuenta que a todo el que puedo... voy y lo adelanto, jejeje
 
En un pis pás me planto en Puerto Venecia y aún me da tiempo a ver la salida de la primera marcha del día popular que recorrerán 14 kilómetros por las inmediaciones del Centro Comercial. Queda casi media hora para que den la salida y la verdad es que no sé qué hacer; me hago un par de calles arriba y abajo, y no sé si soy yo, el maillot o la Lefty, pero me da la impresión de que la gente nos está mirando. Por Cataluña y Levante es más usual, pero aquí en Zaragoza, entre casi 900 bicicletas que había ese día, sólo estaba mi amputada y verla rodar, por lo menos a mí, da una sensación rara entre admiración, perplejidad y respeto.
 
Con el ego recargado me digo... "anda tira a la salida, que aún te caerás y haremos la risa", y cojo posición igual a 50 metros o más de la línea de salida. Me encuentro con mi vecino y con un amigo suyo del Utebo, y charlando tranquilamente se nos pasa al rato hasta que por fin dan puntuales el pistoletazo de arranque.

 

La última vez que me había puesto un dorsal, fue en el mes de marzo en la I Vuelta a Aragón en Perdiguera y Alcubierre. Teniendo ésa como última referencia, esta salida fue ligh light light, hasta tal punto que comenzamos a adelantar a gente mi vecino y yo diciéndonos que una cosa es que sea una cicloturista no competitiva, y otra que hayamos venido a no cansarnos... Salimos hacia los pinares adelantando, sin forzar, a no pocos corredores cogiendo el camino de Bola que va hacia la Balsa.

 
 
Se nota en citas tan multitudinarias quien peca de inexperiencia en las salidas, pues se veía gente casi esprintando cuesta arriba camino de las canteras con, a la larga, más bien poco o ningún futuro. Con el calentón de la multitud, veo que me estoy dejando llevar por esa euforia al ver el pulsómetro como alcanza las 170 pulsaciones por minuto (PPM). Esto para mí en 5 minutos de carrera es un calentón importante que sólo puede llevarme a gastar el depósito estúpidamente, así que decido levantar el pie de la biela y rodar cuesta arriba una docena menos de PPM, aún sabiendo que me adelantarían en este primer tramo bastantes corredores.
 
Coronamos la Balsa ya con el grupo bien estirado, abro el amortiguador trasero, y dios mío como me gusta esta bicicleta,... bajo la Balsa como un misil adelantando por dentro y por fuera a todo el que se ponía en el punto de mira, eso sí, sin hacer la cabra ni el bestia, simplemente con el aplomo y la seguridad que te dan 120 mm de absorción delante y detrás. A la postre vería en casa en Strava que había marcado el segundo mejor tiempo en ese segmento de bajada, lo mejor que sin conocer el tramo ni haberlo buscado de ningún modo.
 
Con el grupo ya desmembrado por completo, vamos subiendo piano piano hacia la confluencia del fina de Valdeconsejo, con las Cabras, lo que sería el kilómetro 10 de carrera. Con estas subidas el terreno va poniendo poco a poco a cada uno en su lugar y los más valientes de la salida van siendo devorados sin piedad, aunque de vez en cuando aparece algún iluminado que pasa como un avión, como me hizo mi compi Andrés, que no sabes de donde salen, pero te das cuenta que su posición en carrera es más adelante.
 
Giro de casi 180 grados, pequeña brisa a favor, dejamos a la paridera a la derecha y a toda velocidad a por los rampones iniciales del barranco del Montañés. De acuerdo que es una pista y no una senda, que son sólo 1.400 metros, que sólo se suben 96 metros, que sólo tiene un desnivel medio del 6,9%, que sólo... pues chico... a mí siempre se me hace dura esa rampa, así que pongo el piloto automático y subo china chano sin quemarme a una media de 164 PPM, que aún así, fue esfuerzo suficiente para adelantar a más de media docena de rivales:



La coja a punto de dar cuenta de un carretero quebrantahuesero


Ahora, cada vez que voy a coronar un puerto o repecho, me vienen siempre a la cabeza las palabras de Julio... "mantén, mantén...", no sé si debería ir a mirármelo, pero el caso es que hago caso a estas palabras fantasma y me meriendo a otros 4 o 5 que están "descansando" antes de llegar a la subida final del Montañés que nos hará coronar las Planas.
 
Tengo muy claro por experiencias anteriores, que el tapón que se formará en esta subida, va a ser considerable, así que me fijo como objetivo no poner pie a tierra en ningún momento. Un mozo que llevo delante me dice que estrena hoy los pedales automáticos y que nunca ha terminado ese puerto montado en bicicleta... "ay diossss que miedo me digo a mi mismo...". Amablemente le adelanto... y le digo que coja mi rueda... que yo le llevo, jejeje... pues oiga... que el tío se la subió enterita conmigo y entre tanto sino adelantamos a 15 o 20 arrastradoresdebicicletas no adelantamos ninguno. El mozo habiendo hecho la gesta del día llegó arriba reventado y apareciéndoseme otra vez el tío Jules, no aflojo, dejando atrás a mi pupilo en la subida del Montañés.
 
Justo antes de girar a la izquierda para buscar el descenso de las Planas, llegamos al punto de avituallamiento. Veo que algún corredor está a punto de sacar la baraja, el cigarro y la silla de camping, y antes de que seamos multitud, meto la bici en medio, me relleno el botellín con un Aquarius y me llevo entre los dientes medio plátano que me comeré seguidamente pedaleando y pongo pies en polvorosa. Según comentarían más tarde, cuando llegó la marabunta, se debió de liar una buena manifestación con tanta gente.
 
Cruzo las planas cogiendo a un par me cogen otros dos y así hacemos un intercambio de posiciones nulo. Llego al borde de la meseta con otro compañero de fatigas abriendo los amortiguadores para enfrentarnos a la bajada del día. Cuando me ve que voy a adelantarlo con semejante arrojo, me pregunta si conozco la bajada, le digo que sí mientras casi me marco un todorrecto... leñe... la pista está rotísima con mucho pedrolo, así que reculo y dejo que sea mi compi el que abra la bajada. Me lleva con mucha seguridad, sin locuras, pero a muy buen ritmo, lo cual nos permite alcanzar a 2 o 3 ciclistas con los que llegaríamos a Torrecilla de Valmadrid.
 
Hemos llegado al kilómetro 25 de carrera quedándonos la vuelta a Puerto Venecia. En un pacto no hablado de no agresión nos hemos juntado un grupete de 5 unidades que a ritmo de regetón, Shakira, y tacatá,... (uno de ellos llevaba una especie de MP3 con altavoces a toda pastilla), devoramos una decena de kilómetros con tramos en los que casi rozábamos los 40 km/hora en el llano. Nos plantamos en el repechón de la Balsa que nos llevará a la pista de las canteras, y mire usted, servidora encabeza la subida, que si bien no dejó a nadie atrás, tampoco ninguno pudo decir esta boca es mía.
 
Ya con la meta en el punto de vista rodamos cuesta abajo con la alegría del objetivo cercano. El viento zaragozano empezaba a hacer acto de presencia lo cual provocó que nos pusiéramos a tirar en fila de a uno. Un compi de grupeta que llevaba a rueda con una flamante 29er me pide paso "cuando pueda" en una pista de herradura, así que le echo el intermitente y dejo que sea él el que trague cierzo. Viendo que ni él ni ningún acompañante logran abrir hueco alguno en este terreno de ligera bajada pero con aire en contra puñetero, a unos 7 kilómetros de meta y aprovechando una subida de apenas 1.000 metros me marco una serie hasta las 170 ppm del cuentarrevoluciones que me hace dejar atrás a la casi docena de corredores que se estaban por detrás acercando.
 
Casi en solitario, me adelantó como un rayo un ciclista que reconoce mi equipación y nos felicita por nuestra KDD del pasado mes de enero. Me sugiere que no tardemos en preparar la siguiente y gracias a sus palabras de agradecimiento y el orgullo del reconocimiento, hago el último esfuerzo para cruzar la meta en poco más de 2 horas entrando en el puesto 63 de 532 participantes que terminaron la carrera.
 
Gracias Corte Inglés por tan estupenda organización e iniciativa y como me dijo a mí nuestro admirador... no tardéis en organizar la segunda!!!




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